19.08.2010 Algeciras - Tarifa

Esqueleto de un pez encontrado en la Cala Arenillas
Tras consultar las tablas de mareas, WindGurú, WindFinder y Ugrib, decidimos hacer la travesía Algeciras (Getares) - Tarifa.
Todo presagiaba un día relajante y divertido...


Travesía: Algeciras - Tarifa
Fecha: 19 de agosto de 2010
Distancia: 25 kms
Salida: 10:44
Llegada: 16:17
Tiempo paleando: 04h 03m
Tiempo parado: 01h 30m
Velocidad media en movimiento: 6,2 Km/h
Velocidad media total: 4,5 km/h
Viento: SE fuerza 1/2, rolando por la tarde a E 2/3.
Mareas en Tarifa:
Pleamar: 11:54 Alt/m. 0.99 Coef. 0.46
Bajamar: 18:46 Alt/m. 0.56 Coef. 0.46


En la playa de Getares Kiko, Juan, Coco, Maricarmen, Diego y Domi, dispuestos para un magnífico día de kayak. Por recomendación de Curro, compañero kayakista de Algeciras, salimos de la zona más al norte de la playa, los lugareños la llaman Los Delfines y el GPS calle Lince, buen sitio ya que justo enfrente hay un canal náutico.


Iniciamos la travesía con viento en calma y la mar como un plato, nos dirigimos costeando hacia la antigua factoría ballenera de Getares.

La Factoría Ballenera del Estrecho, cerró definitivamente en 1963 habiendo llegado a emplear a un centenar de personas, de los que la mitad eran mujeres, para el procesamiento de las carnes y de las grasas de las piezas cazadas en el Golfo de Cádiz para su posterior transporte a otras ciudades.
Las ruinas actuales albergaron en sus tiempos sala de calderas, frigoríficos, rampa de izado de los cetáceos y una explanada de despiece, además de tanques de fusión y conservación de los aceites, tal y como cuenta en su libro "Cazadores de ballenas en el golfo de Cádiz" Mariano Vargas, el capitán del barco "Antoñito Vera", uno de los últimos balleneros del Estrecho con base en Algeciras.
El "Antoñito Vera" y el "Pepe Luis López" eran los balleneros de la última época, el último con peor suerte al hundirse en una de las expediciones en 1953. Eran barcos noruegos de casco de acero de 300 toneladas que se hacían a la mar en busca de ballenas. El diario de Mariano Vargas cuenta que, en los últimos años, pasaban días y días sin actividad hasta que alguien gritaba “¡ballena a las doce!”, el arponero disparaba y, si hacían blanco, seguían al animal moribundo. A su muerte, lo inflaban para llevarlo flotando a Getares, donde aprovecharían todo.



En uno de los recovecos de la costa, antes de llegar a Punta Carnero, encontramos los restos de un rorcual común, la segunda especie más grande tras la ballena azul, de unos 12 metros de longitud, que lleva varado desde finales de marzo de este año.


Faro de Punta Carnero.


Llegando a Cala Arenas, a la izquierda la Torre del Fraile.


Parada en Cala Arenas


Llegando a la Ensenada del Tolmo.


Restos de una edificación cerca de Cala Arenillas.


Llegada a Cala Arenillas. Nos encontramos con una familia muy simpática que estaban pasando el día con los niños y seis o siete perros.


Aprovechamos la sobra de un árbol, que crecía a escasos dos metros del mar, para comer y descansar un rato.


Después de la comida continuamos la travesía pasando al pie de la Torre de Guadalmesí.


A 3 kms de la Torre de Guadalmesí pasamos por dentro de un arrecife que sobresalía un metro del agua, el agua estaba transparente y en calma, decidimos parar a darnos un baño cuando oímos unos gritos, y nos asustamos ya que las rocas no nos dejaban ver a nuestros compañeros, así que me subí a las piedras y ví a una persona gritando y agitando algo que parecía una pala a unos 300 ó 400 metros mar adentro, me tranquilicé al ver que Kiko, Diego y Domi se dirigía hacia el. En cuanto pudimos salimos del arrecife y fuimos al encuentro de nuestros amigos. Nos preocupaba ver a Kiko junto al "naufrago" y que este seguía gritando.


Al final resultó ser un pescador submarino, que no llevaba ningún elemento de visibilidad, y que estaba llamando al botero que estaba a 500 metros a levante, por lo que el viento y el contraluz le impedían ver al pescador. Afirmaba que no pasaba nada que podía llegar a la costa sin problemas. Los seis agitamos las palas y por fin el botero nos vio y se acercó. No estaría tan tranquilo el pescador cuando le echo una bronca de narices al botero.


Pasado el susto continuamos hacia Tarifa, aunque ya menos relajados que antes pues empezaba a arreciar el levante.


Maricarmen echándole una carrera al ferry de Tanger.


Llegamos a la Playa Chica de Tarifa, en medio de un hervidero formado por el viento y el oleaje chocando contra la isla de Tarifa.


Resumen de tiempos y velocidades de la travesía.


Y ahora lo peor, recoger el material y esperar a los compañeros que fueron a Algeciras a buscar los coches.


Vista del Estrecho de Gibraltar desde el Puerto del Cabrito.

1 comentario:

  1. Estupenda crónica Coco, muy interesante los datos sobre la factoría ballenera, se ve que has empollado!!!!
    Diego

    ResponderEliminar